7 PECADOS FEMENINOS EN LA CAMA

Yo Creo: Chicas Hot a ponerse Pilas......


Alessandra Rampolla, reconocida por su programa Alessandra a tu manera, publicó 7 pecados que a su juicio cometemos las mujeres en la vida íntima, repásalos porque ella sabe de lo que habla.
Pecado 1: Creer que nuestra desnudez es suficiente. Los hombres responden bien a los estímulos visuales, por supuesto. Pero el hecho de que te desnudes y muestres tu curvilínea silueta no siempre es suficiente. Tal vez, sea una buena motivación para las primeras veces… Pero que no te sorprenda que la belleza ya no alcance.
Con el paso del tiempo, por más bellas que seamos, el impacto visual ya no es el mismo… ¡Asumámoslo! Nos volvemos algo cotidiano y conocido.
En la cama también tenemos que ser creativas y generosas: saber acariciar, innovar con posturas y preparar escenarios.
Pecado 2: Avergonzarte de tu cuerpo. Así como algunas sienten que son objetos de admiración, otras le tienen pánico a que las vean desnudas, y aunque no se sientan una sex-symbol, tienen que dejar los complejos fuera de la cama. No importa si creen que tienen unos kilitos de más, que sus senos no son perfectos o que necesitan una grúa para levantar los glúteos.
Si él te eligió a ti y quiere tener sexo contigo, es porque te considera bella, así tal cual eres. Imagina lo contrario: que cada vez que tú acaricies sus bíceps él te diga: “No, no los toques, que son pequeños” o “Seguro que no te gusto porque tengo panza”. Un fastidio, ¿verdad?
Así que aprende a querer cada parte de tu cuerpo y disfruta de todo el placer que tu cuerpo es capaz de brindarte.
Pecado 3: Asumir que él debe saberlo todo. Seamos honestas: complacer a una mujer no es fácil. Por algo las quejas más comunes son “no me complace, no logra llevarme al clímax”. Pero, si no les decimos cómo, ¿por qué asumimos que a juro tienen que saberlo?
Así que evitemos cometer este pecado, dándole direcciones claras: cuándo, cómo, dónde y con qué intensidad.
Claro, hagámoslo con sutileza y sensualidad. A ningún hombre le va a gustar sentir que está en la cama con un sargento de caballería, que lo único que sabe es dar órdenes. Como siempre, el justo equilibrio.
Pecado 4: Horrorizarnos ante nuevas propuestas. Hay ocasiones en que nuestras parejas nos piden probar cosas nuevas, y ahí reaccionamos molestas: “¿Qué crees que soy? ¿De dónde estás sacando esas ideas locas?”. Chicas, la rutina lleva al aburrimiento… Así que si nuestra pareja nos propone innovar, antes de reaccionar negativamente, démosle una oportunidad. Tengamos nuestras mentes abiertas a nuevas experiencias y evaluemos. Piensen en lo maravilloso que es que él quiera probarlas con nosotras.
Pecado 5: Criticar su rendimiento. Hay veces que no todo sale como queríamos: dura menos, no se pone tan erecto, o en el momento justo nos sacó de nuestro clímax con un movimiento poco feliz. Pero no es cuestión de hacer un drama por ello, sino de saber conversarlo con compresión. Hay muchas formas de complacernos en la intimidad y no todo pasa por lo genital.
Las frecuentes críticas no harán más que bloquearlo, y lejos de resolver la situación podemos ir deteriorando nuestra vida sexual y sobre todo, la amorosa.
Pecado 6: Pensar que cuando él llega todo acabó. Es frecuente que algunos hombres tengan su orgasmo cuando nosotras aún estamos en plena actividad. Pero eso no implica que ya todo terminó. Dile cómo puede seguir estimulándote con sus manos y boca para que tú también llegues al clímax.
Si esto se ha vuelto algo recurrente, pues la próxima vez procuren que seas tú la primera en alcanzar el orgasmo. Hay muchas formas de lograrlo. Infórmense y ponga esos consejos en práctica.
Pecado 7: Fingir Orgasmos. ¿Cómo crees que tu pareja puede llevarte al clímax si jura que lo está logrando? Obviamente, él volverá a hacer lo mismo uno y otra vez, tú te destacarás con nuevas y más deslumbrantes actuaciones, pero el resultado no va a cambiar: te sentirás insatisfecha.
No finjas más y concéntrate en tu propio placer, comunicándote con él para que sepa qué tiene que hacer para que tú llegues al ¡Ooooh!

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